viernes, 3 de abril de 2015

Hasta que el día llegó

El día de la operación comenzó muy temprano.
Como la cirugía estaba programada para las 8 AM, había que estar en la clínica a las 6.
Lo último que hice antes de salir fue pesarme: 120.2 kg; Al final con las dietas bajé 12 kilos.

Cuando llegamos eramos los únicos en admisión, y como ya había hecho el pre-ingreso el tramite fue rápido.
Me asignaron la habitación 825, con vista al cerro. Hubiese preferido vista al río, pero uno no elige.

Al leer los papeles que firme, encontré tragicómico como la clínica se cubre las espaldas. El pagaré lo firmé yo, pero si por algún motivo caía en la UCI, inmediatamente alguien tenía que ir a firmar otro pagaré... (claro, si me muero no tienen a quien cobrarle)

Yo estaba tranquilo, había averiguado bastante y sabía que no tenía de que preocuparme. Anteriormente me habían operado de apendicitis e imaginé que sería parecido, pero no.

Cuando comencé a ponerme nervioso fue cuando me llevaron al pabellón.
Lo que recuerdo de la apendicitis fue que me pusieron en una camilla en un pabellón chico del que solo alcancé a ver el techo, me pusieron una mascarilla y me dijeron "cuente del diez al uno en forma regresiva", llegué al ocho y cuando abrí los ojos estaba en recuperación.

Esta vez el pabellón era mucho mas grande, me tuve que cambiar de camilla a una delgadita y cuando lo hice vi muchas máquinas.
La camilla tenía "brazos", me acordé que estábamos en semana santa y no pude evitar hacer un símil entre la camilla y una cruz; más, cuando sentí el primer clavo en mi mano... aunque no era un clavo, era una "vía venosa" que la anestesista me estaba poniendo.
La segunda fue en el brazo del mismo lado.
Luego me dijeron que me marearía y que era normal.

Todo comenzó a dar vueltas y los ojos se me cerraban solos. Me resistí un poco a cerrarlos, no quería que fueran a empezar nada hasta que yo estuviera totalmente dormido y si cerraba los ojos sin estar dormido, pensé que "podían confundirse".... tonteras que uno piensa drogado.

Desperté en la sala de recuperación con mucho dolor y ganas de vomitar. tenía una mascarilla en la cara, así que como pude grite y me hice entender. Me trajeron un jarro donde vomité pura espuma. Pero se venía lo peor, tenía ganas de orinar.
No podía pararme, no es que no me dejaran, de verdad no habría podido.
Un joven me trajo un "pato" y puso un biombo frente a mi camilla. Y ahí medio dormido intenté orinar en la cama.

Es increíble lo bien entrenado que está el cuerpo. Ni aún en una situación tan extrema ese esfínter dejaba pasar el liquido.
Pasó el joven y me dijo "trate, porque o si no lo vamos a tener que sondear".
La cosa se estaba poniendo seria. Una sonda es algo de temer, así que hice todas mis fuerzas y dí el 110% como dice el comercial de desodorante...
No fue suficiente.

El Joven llegó y dijo "ya, le vamos a poner una sonda" y le pidió a una niña que me preparara.
Aclaro que no sé si eran enfermeros, auxiliares u otra cosa, por eso me refiero a ellos como "joven" y "niña", para tratar de ser lo mas exacto posible.

La niña trajo una especie de "pote para llevar comida china", en la cual traía los implementos.
"Primero vamos a hacer un aseo" dijo. En cualquier otra situación eso me pudo haber producido vergüenza, pero la verdad es que a esas alturas ya estaba entregado... Luego le puso un gel a una manguera que cuando la vi solo pude pensar "¡eso es demasiado ancho!" y antes de darme cuenta el joven me decía "respire profundo" y yo sentía la manguera atravesarme por el punto mas sensible del cuerpo.

Respiré profundo y contuve el grito que desee dar. Pensé un par de garabatos y luego pregunté si tenía que tratar de hacer o saldría sólo. Claro, era la primera vez que me ponían una sonda, No sabía como funcionaba.

Comencé a oír el chorrito y entendí que no era un pote para llevar comida china.
Cada cierto rato lo trasvasijaban, y seguían. Luego el joven mediría "500cc", y me sacarían la manguera.

Hasta el miércoles recordaría a la madre de esa sonda cada vez que iba al baño.

Creo que eso fue como a las 11 A.M. Luego seguiría durmiendo hasta eso de la una, cuando me llevaron a la habitación.

En la tarde intenté ponerme de pie con una enfermera, pero no pude. por lo que todo ese día tuve que seguir usando el pato... que ahora si lo pude usar, y recién en la noche pude ponerme de pie para orinar parado junto a la cama, con la supervisión de una auxiliar de enfermería por supuesto.

A todo esto, el doctor me fue a ver y dijo que había salido todo super bien; que tenía un estomago grande, por lo que me habían sacado un pedazo bien grande.
 Según lo que había averiguado, el primer día era el peor; por eso dejé publicado en Facebook que no quería visitas el lunes.
En realidad el lunes dormí casi todo el día. Sólo interrumpido por la Kine para ejercicios con las piernas, y por mi vejiga.

Pero el martes... para mi el martes fue el peor día.
Pero del martes hablaré en la próxima.


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